Cine Cuyás

Las Palmas de Gran Canaria (1902)

El emblemático Teatro-Circo Cuyás de la calle Viera y Clavijo fue el primer local de exhibición cinematográfica permanente de Gran Canaria. Su promotor fue el comerciante y empresario Salvador Cuyás y Prat, quien solicitó en marzo de 1898 al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria la construcción del primigenio edificio de esta manera:

"(...) con objeto de proporcionar a los espectadores del Circo Ecuestre y Teatro de verano, que trato de levantar en el interior de un solar de mi pertenencia en la nueva vía a continuación de la del Cano [la recién creada calle Viera y Clavijo], un local cerrado donde poder resguardarse durante los intermedios, necesito reformar el proyecto presentado (...), construyendo un cuerpo avanzado que su planta baja será salón de descanso y café y su planta alta contendrá una gradería en forma de paraíso como en la mayoría de los teatros (...)". 

Archivo Histórico Provincial de Las Palmas (Expediente OM1/1897-019-0444-05, p. 5)

Este primer Circo Cuyás fue diseñado por el afamado arquitecto Laureano Arroyo y se inauguró el 13 de enero de 1902 con la proyección de películas mudas. En esta etapa, el precio de las entradas oscilaba entre 1,50 pesetas y 0,60 céntimos y se contaba con un equipo Gaumont. De todos modos, este lugar no era un cine propiamente dicho, sino más bien un espacio multifuncional que era utilizado también como teatro, gallera y exhibiciones de lucha canaria. 

Por desgracia, tuvo que enfrentarse pronto a su primer revés, ya que en 1908 se produjo un gran incendio que obligó a cerrar sus puertas. Por otro lado, en 1913 tuvo lugar el fallecimiento de Salvador Cuyás y el recinto pasó a manos de los hermanos Jerónimo y Manuel Peñate Cardoso. Al poco tiempo, regresó a su actividad habitual y tras el incendio del otro gran espacio cultural de la ciudad palmense -el Teatro Pérez Galdós-, el Circo Cuyás se convirtió en su nuevo referente escénico (1918). 

Años después, destacó por ser el lugar de Canarias en el que se estrenó el cine sonoro por primera vez. Este gran hito del séptimo arte se produjo el 27 de septiembre de 1930 con la proyección del drama alemán Troika (1930), dirigido por el cineasta ruso Vladimir Strizhevsky. Para esta nueva etapa se instalaron equipos de sonido Orpheo Synchronic y sistema de sonido por discos Vitaphone. Por ese entonces, los precios de las butacas eran de 5 pesetas en preferencia numerada, 30 pesetas los palcos y 1,50 las gradas.

A pesar de estos éxitos, el Circo Cuyás cerró sus puertas unos días después -el 18 de octubre de 1931- y no reabrió hasta el 24 de febrero de 1933, ya como Cine Cuyás. Para su inauguración, se estrenó la comedia distópica El último varón sobre la Tierra, de Alfred L. Werker (1933). Esta nueva etapa, bajo la gerencia de Domingo Pérez Medina, significó su conversión total al cine sonoro y la creación de un nuevo edificio de estilo racionalista ubicado en el número 11 de la calle Viera y Clavijo. El nuevo edificio fue diseñado por el arquitecto Miguel Martín-Fernández de la Torre para un aforo de 1.147 localidades e incluyó un circo-gallera.

En 1964, el inmueble cambia de propietario y es adquirido por Isidoro del Álamo López, siendo Manuel Marrero Barrera el nuevo gestor del Cine Cuyás. Consecuentemente, tuvo lugar la segunda gran reforma del cine (1965-1966), ejecutada por el arquitecto Fermín Suárez Valido. Durante la misma, el aforo aumentó a las 1.200 localidades y se derribaron las gradas de general y las butacas de paraíso para instalar la nueva cabina de proyección con la siguiente maquinaria: 2 proyectores Prevost para películas de 35 y 70 mmun Todd-Ao con linternas Quelony; y un proyector Philips de 35 mm con amplificadores de sonido Westrex. Años más tarde, se añadieron amplificadores Dolby.

La reinauguración tuvo lugar el 26 de febrero de 1966 con la exhibición de una película Disney, Mary Poppins (1964), de Robert Stevenson. El 16 de marzo se estrenó el western Mayor Dundee (1965), de Sam Peckinpah, proyectándose mediante formato de 70 mm, en una pantalla de 17 metros y con sonido estereofónico de 6 canales.

Tras su histórica trayectoria, el cine cerró definitivamente el 19 de febrero de 1987 con el pase de la película A cara descubierta (Bryan Forbes, 1984). En 1989, el Cabildo de Gran Canaria adquirió el inmueble y procedió a su rehabilitación bajo un diseño de Luis Correa Suárez. Unos diez años después, el edificio se convirtió en el Teatro Cuyás, un espacio dedicado exclusivamente a las artes escénicas.