Los pioneros
1906-1928
La primera filmación realizada por un español se le atribuye a Eduardo Gimeno Correas, que filmó La salida de misa de doce del Pilar de Zaragoza el 11 de octubre de 1896. Un año después, Fructuos Gelabert creó la primera película española con argumento, Riña en un café (1897). Sin embargo, en las Islas Canarias, los primeros que se aventurarían a ponerse tras una cámara tardarían unos años más en aparecer.
En el caso de Gran Canaria, las primeras filmaciones creadas por un canario tuvieron lugar en 1906 cuando Francisco González Padrón realizó dos cortometrajes, La procesión del Corpus durante el recorrido que se hacía por la Plaza de Santa Ana y Lucha canaria. Desgraciadamente, estas cintas no se conservan y solo se sabe de ellas por referencias en publicaciones periodísticas.
Es por ello que el metraje más antiguo conservado y atribuido a un residente canario tiene fecha de 1915. Su realizador fue Gustavo J. Navarro Nieto, un editor originario de Ávila conocido por haber fundado unos años antes el Real Club Náutico de Las Palmas de Gran Canaria (1909) y el periódico La Provincia (1911). En esta pequeña filmación, que se ha venido a titular Familia Navarro Nieto, aparece la familia del protagonista posando y desfilando ante la cámara en la Playa de Las Canteras.
Como se puede observar, la tendencia de estas primeras filmaciones -al igual que las primeras de los Hermanos Lumière- era la de colocar la cámara en un lugar fijo y dejar que la acción se desarrollase en frente de ella. No hay argumento, más bien se trataba de una forma de documentar lo cotidiano a través de las imágenes en movimiento, siendo esto el germen de lo que décadas después se denominaría como cine amateur o cine no profesional.
Sin embargo, fue durante los años veinte cuando se sucedieron los primeros intentos profesionales por fomentar el Cine desde la óptica insular. Así, el tinerfeño José González Rivero se convertía en 1922 en el primer productor de las Islas Canarias al impulsar Ediciones Rivero, primera productora creada en el Archipiélago. A través de su estudio de producción establecido en la ciudad de La Laguna, Rivero buscó impulsar una industria cinematográfica en las Islas capaz de competir con las filmaciones foráneas y con ello demostrar que en Canarias se podía hacer buen cine.
Tal vez ese fuera el motivo por el cual en 1926 cambiaría el nombre de su pequeña empresa a Rivero Films, una denominación con más aires cinematográficos que, consecuentemente, impulsaría ese mismo año el primer largometraje canario de ficción, El ladrón de los guantes blancos. Dirigida por el propio Rivero en colaboración con Romualdo García de Paredes (director de escena y protagonista de la película), se trata de un metraje de tintes policíacos en el que se pueden ver distintas escenas rodadas en Tenerife como el Camino Largo de La Laguna, la carretera de Tacoronte, la carretera de La Cuesta, el Hotel Quisisana, el Hotel Taoro y otros lugares. Aun así, la trama de la cinta no se desarrolla en Canarias, sino en la Londres de principios del siglo XX. La película se estrenó en el hoy desaparecido Parque Recreativo de Santa Cruz de Tenerife y en el Teatro Leal de San Cristóbal de La Laguna, obteniendo críticas dispares.
También en 1926, Francisco González González fundó la primera productora en la isla vecina, la Gran Canaria Films. Gracias a ella rodó un año más tarde su primer largometraje, La hija del mestre, dirigido junto a Carlos Luis Monzón González. Este drama costumbrista se basó en la zarzuela homónima creada por el compositor Santiago Tejera y contaba con escenas rodadas en Las Palmas de Gran Canaria, especialmente, en el barrio protagonista del film, San Cristóbal. De este modo, contrariamente al film tinerfeño, La hija del mestre sí identificó su argumento con un enclave isleño y unos personajes de origen canario.
El estreno de este segundo hito del cine canario no pudo suceder en mejores circunstancias. Y es que la primera exhibición de La hija del mestre se hizo coincidir con la inauguración del conocido Royal Cinema, la cual tuvo lugar el 3 de abril de 1928.