Los años del crecimiento amateur

1953-1969

Paralelamente a la creciente oleada de rodajes foráneos, los canarios comenzaron a entrenarse en una forma de hacer cine cada vez más común, el denominado cine amateur. Aunque venía desarrollándose desde los tempranos años 20 en el ámbito global, en las Islas no se empieza a hablar del mismo hasta prácticamente la década de los 40. Ya entonces se planteaba en dos noticias de periódico la creación de una "Sección de Cinematografía Amateur en Las Palmas" (Noticiario del Lunes, agosto de 1942), si bien es cierto que las producciones de aficionados no despertaron cierto interés hasta superar la barrera de los 50. Pero, ¿en qué consistía el cine amateur?

Contrariamente al cine más comercial, aquel solía ser más económico, de carácter más casero, familiar o autodidácta y más manejable en lo referente a las cámaras y los formatos. En este último caso, sus protagonistas -los llamados cineístas o realizadores amateur- tenían preferencia por el 8 mm, el Super 8, el Single 8 y, en menor medida, el 16 mm. 

Hemos mencionado que el cineísta, generalmente, era autodidácta; es decir, carecía de una formación y/o titulación oficial. Este hecho hace que no podamos dejar de mencionar la importante labor de enseñanza y divulgación que llevaron a cabo los cine clubs canarios, ya que algunos realizadores amateur acudían a las proyecciones, ciclos, coloquios, cursos y demás propuestas que organizaban. Los pioneros fueron el Cine Club Universitario de Las Palmas y el Cine Club Universitario de Tenerife (ambos de 1954) y a estos les seguirían el Cine Club Borja (Gran Canaria, 1959), el Cine Club Náutico (Tenerife, 1963) o el más conocido de ellos, el Cine Club Yaiza Borges (Tenerife, 1980), entre otros.

Dicho todo esto, si hubiera que elegir una fecha relevante para hablar del impulso del cine amateur isleño, esa sería 1953. Este año marca un antes y un después por establecer el certamen cineísta canario más antiguo del que se tiene constancia, el Primer Concurso de Cine Amateur de Las Palmas. Celebrado en el desaparecido Cine Avellaneda (actual Teatro Guiniguada de la capital grancanaria), fue promovido por el director lanzaroteño David J. Nieves e incluyó en su primera edición solamente films realizados en 16 mm.

A pesar de esta limitación, tuvo una buena acogida y otorgó 6 premios a aquellos trabajos que mejor se ajustaran al carácter regionalista del Concurso. Este éxito no sería suficiente, ya que el evento no volvería a celebrarse ante la falta de un mayor entusiasmo por parte de los realizadores. Sin embargo, no hubo que esperar mucho a que se volviese a intentar una aventura de este tipo.

Y es que en los 60 se multiplicaron los eventos cinematográficos que premiaban el atrevimiento de los cineístas isleños. Entre ellos, destacaron el Festival de Cine Aficionado de Teror (Gran canaria, 1961-1963), el Festival de Cine Aficionado de Arrecife (Lanzarote, 1963) o el Festival Nacional de Cine Aficionado de Las Palmas (Gran Canaria, 1964).

Coincide que en todos ellos resultó ganador un cineasta amateur muy relevante entre los años 50 y 60: Abesinio Beltrá García. Este alicantino asentado en Gran Canaria creó diversos cortos que no solo resultaron premiados en los certámenes insulares, ya que en 1962 consiguió un galardón nacional en el primer Festival de Cine Familiar organizado en Madrid por la revista cinematográfica Primer Plano. La película en cuestión, Noche de Reyes, se convertía en la primera producción creada en Canarias en obtener un reconocimiento nacional.

De este modo, se sentaron las bases del cine amateur canario. Aun así, tendrían que llegar los 70 para que se produciese su verdadera consolidación.