El cine canario ante el nuevo milenio
2000-2010
Durante los años 90, el cine canario logró consolidarse como una industria en desarrollo, pero el inicio del nuevo milenio marcó una transición hacia una cinematografía más centrada en lo digital. La reducción de los costos de producción gracias a la tecnología digital impulsó notablemente la creación audiovisual en el archipiélago, especialmente en el ámbito del cortometraje. Durante este periodo, destacaron tanto figuras consolidadas que continuaron cosechando éxitos como nuevos talentos que comenzaron a abrirse camino.
El Largometraje Canario en el Nuevo Milenio
En 2001, Juan Carlos Fresnadillo, conocido por su exitoso cortometraje Esposados, debutó en el largometraje con Intacto. Este thriller, protagonizado por Leonardo Sbaraglia, Eusebio Poncela y Max von Sydow, fue rodado en Tenerife y marcó un hito en el cine isleño. Otro referente de la década fue Juan Carlos Falcón, quien llevó al cine la novela Nos dejaron el muerto de Víctor Ramírez con la película La Caja (2005). Filmada en Fuerteventura y La Palma, recibió quince premios en festivales nacionales e internacionales. Por su parte, Lucas Fernández debutó en 2007 con Óscar. Una pasión surrealista, un ambicioso proyecto sobre el pintor tinerfeño Óscar Domínguez, mientras que Mercedes Afonso escribió y dirigió El amor se mueve (2008), rodada íntegramente en Tenerife.
Elio Quiroga, que había comenzado su carrera en los años 90 con Fotos (1996), continuó explorando el cine de terror con La hora fría (2006) y NO-DO (2009). Asimismo, el dúo Dunia Ayaso y Félix Sabroso regresó a Gran Canaria para rodar La isla interior (2009), un drama producido por La Mirada Producciones, la misma compañía detrás de Hombres felices (2001) de Roberto Santiago, rodada en Tenerife.
El cine canario también exploró sus raíces con producciones como El vuelo del Guirre (2007) de los Hermanos Ríos, que abordaron el tema de la emigración con gran sensibilidad. Rolando Díaz, director de la primera coproducción canario-cubana El largo viaje de Rústico (1993), incursionó en el género de la comedia dramática con La vida según Ofelia (2007), rodada en Gran Canaria.
El Auge del Cine Documental
El género documental experimentó un notable auge durante esta etapa, en gran parte gracias al apoyo de festivales como MiradasDoc. Destacaron obras de cineastas como Miguel García Morales, cuya inspiración en las vanguardias artísticas canarias se reflejó en títulos como El viejo y el lago (2001), Maud. Los dos que se cruzan (2004), Al silencio. Cristino de Vera (2005) y Iter in semen ipsum. Dámaso (2009).
Otro nombre relevante es el de David Baute, cuyos documentales exploraron temas sociales y culturales como la inmigración, el silbo gomero y la Guerra Civil, con títulos como Los salones de Fyffes (2004) o Canarias, crónica de urgencia (2008). También es destacable la labor de José Ángel Alayón con La vida según era (2008) y de Isabelle Dierckx, quien dirigió el docudrama La isla donde duerme la edad de oro (2005), una búsqueda metafórica de la copia perdida de La Edad de Oro de Buñuel.
En este panorama sobresalió Víctor Moreno, autor de documentales como Fauna humana (2008) y Holidays (2010), una exploración de Lanzarote y César Manrique. También brilló Juan Millares con Cuadernos de contabilidad de Manolo Millares (2005), ganador de la sección Tiempo de Historia en la Seminci de Valladolid.
Impacto Económico y Proyecciones
La creación de la Zona Especial Canaria (ZEC) en el año 2000 marcó un punto de inflexión para la economía del archipiélago, permitiendo a las Islas ofrecer ventajas fiscales que atrajeron a numerosas productoras. Según Eduardo Araujo, para 2009, Canarias contaba con 247 empresas dedicadas al cine y vídeo, duplicando la cifra de 1999, y empleaba a cerca de 6,000 personas, representando un 1% del empleo total del archipiélago.
Colaboraciones y Producciones Internacionales
Si bien el impacto de los incentivos fiscales se percibió con mayor fuerza en la década siguiente, algunas producciones internacionales ya eligieron Canarias como escenario. Entre ellas destacan Ma mère (2004) de Christopher Honoré, rodada en Gran Canaria, y Caótica Ana (2007) de Julio Medem, coproducida con Vulcano Film y filmada parcialmente en Fuerteventura. También Pedro Almodóvar eligió Lanzarote y Gran Canaria como localizaciones para Los abrazos rotos (2009), y Gabe Ibáñez rodó el thriller Hierro (2009) en la isla homónima.
Perspectivas
La década marcó un periodo de consolidación y expansión para el cine canario, estableciendo las bases de un futuro prometedor tanto en términos de producción local como de atracción internacional. Los avances tecnológicos, el talento emergente y las políticas de incentivo fiscal situaron al archipiélago como un actor relevante en el panorama cinematográfico global.