Cine con mucho color

1950-1959

Tras una década de poco movimiento cinematográfico, los 50 representaron para Canarias un momento muy dulce en lo referente a la atracción de rodajes. El agradable clima, la luminosidad y su exótico y variado paisaje son los elementos que más tuvieron en cuenta las productoras a la hora de elegir las Islas como plató. Y aunque siguieron teniendo cierto peso las producciones nacionales, el leve aperturismo que otorgó el franquismo a inicios de esta década desembocó en la llegada de los primeros grandes rodajes internacionales. 

Gran Canaria fue la isla que más filmaciones recibió, destacando los géneros de aventuras y suspense como los más usuales. La película sueca Mares mecedores (Arne Mattson, 1951), la francesa Alerta en Canarias (André Roy, 1955) o la británica S.O.S. Pacífico (Guy Green, 1959) son buenos ejemplos de ello. 

Pero sin lugar a dudas, hubo dos títulos concretos que se convirtieron en hitos del cine creado en Canarias, siendo ambos rodados y estrenados el mismo año. El más temprano de ellos fue la coproducción italianoespañola Tirma (1954), de Carlos Serrano de Osma, Paolo Moffa y Pietro Francisni, película considerada como la primera a color rodada en las Islas (Ferraniacolor).

A esta le siguió la superproducción británica Moby Dick (1956), la gran epopeya de John Huston que trajo a nuestras costas a intérpretes de la talla de Gregory Peck. Esta película introdujo el sistema a color más empleado en Hollywood por aquellos años, el Technicolor.

No podemos dejar de mencionar dos films que representaron en solitario los géneros menos recurrentes de esta década. El paso de los años hizo que se dejase atrás la habitual temática bélica de años anteriores, por lo que no es de extrañar que nos encontremos con un único film de este tipo, la coproducción hispanoalemana La Estrella de África (Alfred Weidenmann, 1957). Germana fue también la única película cómica rodada en las Islas por estos años, Peter Voss, caballero detective (Georg Marischka, 1959).

Por su parte, los rodajes en Tenerife se reducirán principalmente a tres películas, la mencionada Alerta en Canarias y dos dramas españoles, El reflejo del alma (Máximo Giuseppe Alviani, 1957) y Mara (Miguel Herrero, 1959). Especial atención merece la primera.

El reflejo del alma nacía como un primer intento de establecer una industria cinematográfica en Canarias. Así, su director impulsó la creación de la General Cinematográfica "Las Canarias" (1956-1957), una productora que entabló conversaciones para atraer filmaciones extranjeras y con ello dar lugar a coproducciones que llevaran el sello canario. Por desgracia, el estreno del film de Alviani resultó un fracaso y El reflejo del alma será el único testimonio de esta breve aventura.